El País- por Diego Sonnenschein, Tesorero del Congreso Judío Latinoamericano
Israel, una pequeña nación en el Medio Oriente, celebra hoy sus primeros 75 años. A lo largo de sus siete décadas y media, muchos son los valores que moldearon su historia, desde sus primeros años hasta la actualidad. Lo cierto es que, en un período relativamente corto, Israel ha superado una incontable variedad de obstáculos para convertirse en una potencia global, y lo ha hecho, en gran medida, a fuerza de audacia e innovación. Crédito imagen: Noticias de Israel
Desde su fundación en 1948, los desafíos fueron constantes. La falta de recursos naturales y la seguridad en una región geopolíticamente compleja podían haber sido factores determinantes que atentaran contra su existencia. Sin embargo, estos riesgos impulsaron al joven país a encontrar soluciones creativas y disruptivas a sus problemas.
Esta perspectiva innovadora no se gestó de casualidad. A modo de ejemplo entre varios factores, la fundación del primer y único estado judío generó una afluencia migratoria de sobrevivientes del Holocausto, que habían sido despojado de sus hogares, sus familias y hasta su propia humanidad. Lo habían perdido, literalmente, todo. Nada que perder, todo para ganar.
Esta resiliencia no solo fue fundamental para superar obstáculos en aquellos primeros años de existencia, sino que contribuyó a moldear un aspecto de la personalidad israelí que se volvió central en la construcción de su futuro: la famosa “jutzpa”. Aunque no existe traducción literal al español, la palabra refleja el espíritu desfachatado, mezcla de audacia y valentía, que caracteriza a la sociedad israelí.
Si a la resiliencia de la sociedad israelí temprana le sumamos el compromiso estatal con la educación y la investigación y un ecosistema cultural diverso tenemos, quizás, la combinación perfecta que hizo del Estado de Israel una nación emprendedora y líder en tecnología.
El país se ha destacado como un líder mundial en innovación, con un ecosistema de startups y tecnología en constante crecimiento. La gran afluencia de empresas de este tipo en la ciudad de Tel Aviv y sus zonas aledañas le valieron a la región el mote de “Silicon Wadi”, en referencia al Silicon Valley norteamericano que vio nacer a las más grandes empresas tecnológicas del mundo. También allí, en esta vibrante ciudad israelí que poco tiene que ver con el desierto que quizás muchos imaginan, se desarrollaron avances tecnológicos en el campo de la salud, la biotecnología y hasta la Inteligencia Artificial que cambiaron la vida de millones de personas.
En tiempos en que Israel ha ocupado tapas de diarios por un doloroso quiebre interno y la habitual tensión con sus vecinos, aprovechemos este día para recordar los valores que, contra todo pronóstico, garantizaron la continuidad de este país. La unión, la resiliencia, la diversidad, la creatividad y la innovación. Una invitación a reflexionar, y trabajar juntos para que sean los mismos valores los que guíen al país por 75 años más.
